A medida que envejecemos,
nos resulta más costoso aprender idiomas, memorizar datos... Un estudio del
Medical College de Georgia (EE UU) sugiere que es debido a que el cerebro
pierde la capacidad de filtrar solo lo relevante y de eliminar información vieja
y obsoleta, más que a las dificultades para almacenar nuevos contenidos.
Según explica el
neurocientífico Joe Z. Tsien en la revista Scientific Reports, este fenómeno
guarda relación con el funcionamiento del receptor NMDA del hipocampo del
cerebro, que se comporta como un interruptor para el aprendizaje y la memoria.
Cuenta con dos subunidades: NR2B, que se expresa más en niños y permite a las
neuronas comunicarse durante más tiempo; y NR2A, que empieza a aumentar su
ratio a partir de la pubertad y va ganándole terreno al NR2B a medida que
envejecemos. Simulando las proporciones propias de un adulto en ratones -es
decir, más NR2A y menos NR2B-, los científicos comprobaron que los animales no
eran capaces de debilitar selectivamente ciertas conexiones neuronales ya
existentes (un proceso llamado "depresión a largo plazo"). Sin embargo,
su cerebro conserva intacta la capacidad para establecer conexiones neuronales
y formar recuerdos a corto plazo.
"Lo que vemos es que si
en el cerebro solo se fortalecen sinapsis y nunca se liberan del ruido que crea
la información que ha dejado de ser útil, surgen serios problemas", aclara
Tsien. Esto dejaría a las neuronas sin posibilidad de seguir
"esculpiéndose" para almacenar información nueva. Y podría estar
relacionado con el alzhéimer y la demencia senil.
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