1.- Al saludar, extiende la mano tú primero. Así evitarás
la responsabilidad de tener que “completar“ el saludo. Subjetivamente, ese simple gesto permitirá que
te coloques en posición de controlar la situación.
2 – Establece contacto visual pleno. Como tienes la mano extendida, es la
otra persona quien deberá “apuntar“ con la suya. Eso te permite mantener un contacto visual
dominante mientras tu contraparte, es casi seguro, deberá bajar la mirada.
3 – Mantén el mentón horizontal y una sonrisa relajada: Ni alces mucho
ni bajes mucho tu mentón. Mantenlo
neutral y completarás el efecto de poder discreto.
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